Miles de aficionados se dieron cita en el Autódromo Hermanos Rodríguez para disfrutar del GP de México, catalogado como el mejor evento de la Fórmula 1, ya que su éxito coincide, según autoridades, con el tradicional Día de Muertos.
El guión se repitió, aunque el holandés Max Verstappen se llevó el Gran Premio de México por segundo año en fila, todos los aplausos se los llevó el británico Lewis Hamilton, quien al terminar en cuarto lugar consiguió su quinto campeonato de pilotos de Fórmula Uno para empatar al argentino Juan Manuel Fangio y entrar en la historia de la categoría.
El inglés, que estuvo cerca de arrebatarle la primera posición a Verstappen en la salida, padeció con las llantas supersuaves a la mitad de la competencia y fue rebasado incluso por el alemán Sebastian Vettel, quien se quedó sin opciones de campeonato, a pesar de terminar en la segunda posición en el evento, por delante de su compañero, el finlandés Kimi Räikkönen.
El mexicano Sergio Pérez abandonó en la vuelta 41 por un problema de frenos, después que la estrategia lo colocó justo donde quería, en el séptimo lugar como el mejor del resto; sin embargo, sufrió su primera salida en casa. Pero la gloria fue para Hamilton, incómodo toda la carrera, pero que optó por una estrategia conservadora, le bastaba con terminar séptimo para ser campeón y administró sus problemas para quedarse con los puntos suficientes para que pudiera celebrar por segunda vez en el Hermanos Rodríguez, donde se coronó el año anterior, a pesar de ser noveno.
En la arrancada, Verstappen y Hamilton se lanzaron por el primer lugar y dejaron atrás al ganador de la pole, el australiano Daniel Ricciardo, quien no tuvo una buena salida. El holandés superó al británico y se escapó para dominar de principio a fin una carrera que fue la cereza del pastel de un fin de semana redondo, en el que sólo se le escapó la posición de privilegio por una gran vuelta de su coequipero.
