Reduce el dolor. Al escuchar música liberamos endorfinas, y éstas actúan como analgésicos naturales, ayudando a que las personas se sientan más en control de su dolor, además aumentar la felicidad y disminuye la depresión.
Disminuye el estrés. Escuchar media hora de música suave, aunque sea dos veces por semana, reduce significativamente los niveles de estrés y ansiedad.
Refuerza la salud. Se demostró que escuchar buena música durante media hora al día 30 días seguidos, reduce la presión arterial alta. Ayudando a calmar a las células y los tejidos que forman los pulmones.
Estimula el cerebro. Escuchar música suave, mejora la capacidad de concentrarse durante más tiempo, promueve un estado de calma y meditación.
Aumenta el rendimiento físico. Y es que la música no solamente elimina la sensación de fatiga, cansancio y aburrimiento, sino que actúa como un estimulante que aumenta la productividad.
Facilita el Sueño. Escuchar música de baja frecuencia induce a la relajación, y facilita y mejora el sueño.
Aumenta el optimismo. Gracias a la música recordamos momentos felices, pero también aumentamos la autoestima y la confianza en nosotros mismos.
Funciona como medicina emocional. cuenta con la virtud de cambiar el ánimo de una persona rápidamente, ayuda a tener autocontrol, mejora el poder de seducción y vence la timidez.
Invita a socializar. La música une a personas que comparten una pasión similar. Ayuda a conocer gente nueva, a hacer vida social y a unir grupos.
Buena para meditar. Las melodías suaves tienen un efecto mágico y relajante sobre los estados de tensión y el estrés del día a día.